La cultura de Silo. Desconociendo como la propiedad del monasterio de Sperautano y de las demás iglesias y cenobios fundados por sus monjes en esta comarca nororiental recaen sobre un personaje llamado Fonso, (que pudiera tratarse del famoso conde Alfonso Betote), que acogido por el abad Verdago, ingresa como monje en el monasterio de Santa María de Trabada, fundado por los monjes de Esperautano. El monje Fonso manifiesta allí su voluntad de dejar en testamento sus bienes al Conde Santo, Don Osorio Gutiérrez, que ya tenía proyectada la fundación del monasterio de San Salvador de Lourenzá. Al morir repentinamente el monje Fonso, sin haber podido cumplir sus deseos, después de haber manifestado su voluntad de dejar en testamento sus bienes al Conde Santo (Don Osorio Gutiérrez), es el rey de León, Ordoño IV, quien, en el año 958, interpretando la voluntad del monje Fonso, dona al Conde Santo, su tío, el monasterio de Asperotani, junto con todas las iglesias que entonces le perte